En estos tiempos que corren actualmente tan vertiginosos nos sentimos exhaustos ante el correr del tiempo, nos vemos absorbidos por una vorágine de sensaciones externas que fluyen hacia lo material y nos alejan cada día más de nuestro ser interno. Existen numerosos documentos actuales que han rescatado en los últimos siglos teorías que poco a poco se han ido comprobando científicamente acerca de la existencia de la Atlántida, pero quizás hemos de tener un sexto sentido para poder comprender y ver más allá de lo que a ojos científicos es imposible. Los atlantes vivían en el momento de su desaparición en una etapa muy similar a la que vivimos hoy en día. Sus conocimientos tecnológicos eran muy avanzados, utilizaban con gran maestría las potencias que nos brinda la naturaleza para llevar una vida cómoda y factible, como el caso de la utilización de aguas termales del interior de la tierra suministradas por un sistema de cañerías o la precisión de los cristales de cuarzo que usaban para desarrollar una potente energía similar a la atómica. De hecho, algunas teorías inciden en que el manejo de estas fuerzas cósmicas llevaron a los atlantes al fondo del océano, quizás por una guerra contra otros contemporáneos suyos, los lemures, los cuáles también están rodeados por el halo del misterio ya que también desaparecieron de la faz de la tierra por la misma época. Ambas civilizaciones poseían en su apogeo de gloria una sapiencia sin límites y tenían muy en cuenta su evolución espiritual, como la que más tarde han demostrado los mayas, que se declararon descendientes directos de los atlantes.

La cultura maya nos dejó, a diferencia de sus padres míticos, un gran número de referencias físicas, arquitectónicas y escritas sobre su existencia, sin embargo, también sus cuerpos físicos desaparecieron, dejándonos sus maravillosas ciudades y legado cultural como herencia. Las teorías apuntan a que pasaron a otra dimensión, ya que su ser había evolucionado tanto que ascendieron a otro plano, dejando atrás todo aquello material que ya no les servía para su viaje. A diferencia de los mayas, sus padres atlánticos no superaron esta prueba de evolución, ya que al final de su existencia se decantaron más por los placeres terrenales, sumidos cada vez más en el mundo material, alejándose poco a poco de su desarrollo espiritual. Se podría decir que quizás nos encontremos en un punto similar ya que la Tierra está pasando a otro plano, poco a poco, y a lo largo de muchísimas eras ha ido ascendiendo para cambiar de dimensión, así estamos llegando a un momento crucial de cambio planetario, el gran ciclo vuelve a empezar dónde volveremos al principio. La vida es una gran rueda que gira y siempre, tarde o temprano, llega de nuevo al mismo lugar. Así las siete profecías mayas escritas hace miles de años nos avisan de lo que está ocurriendo actualmente a nivel mundial. Su gran conocimiento astronómico y matemático permitieron a estos grandes sabios conocer con enorme precisión fechas y datos, como la que vislumbra a un gran cambio en el planeta, el 22 de diciembre del 2012, que astrológicamente hablando corresponde al cambio de era, la tan esperada era de Acuario. También se les atribuye a los egipcios un origen atlante. Guardan relación directa con los mayas, por citar un ejemplo, en su escritura.
El investigador francés Auguste Le Plageou, en el siglo XIX, cita trece signos mayas idénticos en forma y significado a los utilizados en Egipto. También hay muchas similitudes sorprendentes entre las concepciones religiosas, astronómicas y arquitectónicas en general, de las civilizaciones antiguas, no solo la maya y la egipcia, sino también la sumeria, olmeca, tolteca, inca, china, etc, etc,…
En los últimos años arqueólogos de todo el mundo nos demuestran la similitud de signos misteriosos, diseños complicados hallados tanto en las riberas del Nilo como en las llanuras del Yucatán. Se repiten a un lado y otro del planeta los mismos motivos en las pinturas murales, el mismo animal sagrado, el escarabajo, grabado tanto en los templos mayas como en los egipcios. Las construcciones arquitectónicas imposibles hoy en día de concebir, coinciden tanto en precisión como en altura, pirámides concebidas para despertar el asombro de nuestra razón, son halladas a un lado y otro del océano atlántico. No podemos dejar de interrogarnos como es posible que dos culturas tan alejadas tanto en espacio como en tiempo coincidan en tantos puntos, quizás la respuesta esté precisamente en ese supuesto origen y que ambas sean descendientes de una civilización común, la atlante, la cuál hacía de puente, uniéndolas misteriosamente en la distancia. Muchas teorías apuntan que los supervivientes de los atlantes emigraron a varios puntos y allí comenzaron una nueva civilización, unos hacia el este, otros hacia el oeste.
“Ved ¿no esta escrito en este rollo? Leed, vosotros que les descubriréis en el futuro, si vuestros Dioses os han concedido el poder de leer. Leed, oh, niños del porvenir, y aprender los secretos del pasado que, aunque para vosotros esta lejos, en verdad esta muy cerca" "Los hombres no viven solo una vez para desaparecer para siempre; Viven varias vidas en lugares distintos, pero no siempre en este Mundo. Y entre cada vida hay un velo de tinieblas" "Al fin las puertas se abrirán, y contemplaremos todas las salas por las que han pasado nuestros pies desde el comienzo de los tiempos" "Nuestra Religión nos enseña que viviremos Eternamente, ya que la Eternidad no tiene fin, tampoco puede tener un principio, es un circulo; En consecuencia, si es cierto que vivimos Eternamente, también debe serlo que siempre hemos vivido" "A los ojos de los hombres, Dios tiene muchos rostros y cada uno jura que el que él ve, es el del verdadero y único Dios y, sin embargo, se engaña, pues todos esos rostros son el rostro de Dios" "Los espíritus, o almas, de una Encarnación, talvez se encuentren en otra Encarnación y será como si fueran atraídos por un amante, sin que pueda comprender el porqué..." "El hombre revive varias veces, pero sin saber nada de sus vidas pasadas, salvo, talvez, en un sueño, cuando el pensamiento le transporta hasta una circunstancia o un acontecimiento de una Encarnación precedente, pero lo ignora, no sabe dónde ni como se produjo ese acontecimiento. Experimentamos sencillamente una sensación familiar, sin embargo, al final, todos sus distintos pasados se revelaran ante él...'

Este texto extraído del papiro de Anana, jefe de los escribas del faraón Seti II en el siglo XIV a. C., nos brinda una oportunidad para entender un poco más que pasado y futuro se funden, y que todos formamos parte de un todo, por eso más allá de las pruebas físicas o científicas que podemos descubrir sobre la mítica civilización atlante, en el fondo es como si todos procediéramos de la misma fuente inagotable que se regenera una y otra vez hasta el infinito, la fuente de la Vida Eterna, por eso quizás cuando evocamos mitos y leyendas inexplicables a la lógica algo en nosotros nos embriaga y nos transporta como si nos resultara conocido, aunque no podamos explicar el por qué. Para constatar la parte científica y lógica necesaria para poder creer o aseverar los posibles indicios de la existencia de la Atlántida mencionaré que, actualmente investigaciones submarinas están hallando ciudades subterráneas en el fondo de los océanos atlántico y pacífico, cuya edad se remonta a doce mil años atrás.
Les propongo que vean los siguientes enlaces para constatar estos impresionantes descubrimientos:
Pirámides en el fondo del mar en cuba/Atlantida/lemuria

Lemuria/ Mu- 2008 (edición castellano)

“Los habitantes de la Atlántida fueron los padres de todas nuestras concepciones básicas de la vida, la muerte y el mundo, su sangre corre por nuestras venas, cualquier peculiaridad de las razas, de la sangre, cualquier iluminación del pensamiento, conduce en último término de regreso a La Atlántida” ... Anónimo
El mito de la Atlántida quizás nos recuerda que tenemos en nuestras manos la decisión de evolucionar como seres en esta Tierra, somos poseedores del libre albedrío que nos ha sido adjudicado de forma magistral para no perecer en las profundidades del abismo, y esto no lo cito como algo literal, sino como metafórico, si sucumbimos a la oscuridad de nuestra alma y no nos dirigimos hacia la luz jamás alcanzaremos el paraíso terrenal y la hermandad mundial no será posible, no viviremos en paz y armonía, seguirán existiendo todas las barbaries humanas de las que somos responsables, seguirá habiendo destrucción, y dónde no hay conciencia de vida tan solo de muerte a nivel global no es muy difícil entender que final nos espera.
Sea cierta o no la existencia de la Atlántida, en este mundo tan escéptico en el que vivimos actualmente, tal vez lo importante sería reconocer la existencia de este utópico lugar dentro de nosotros mismos para comprender y ver más allá de lo que nuestros ojos físicos son incapaces de entender como verdad. Sea leyenda o realidad, los mitos siempre han existido para reaccionar e interrogarnos, ya que somos seres pensantes con raciocinio nuestra labor es crear la duda y a través de ella explorar, indagar para saber, tener el poder de discernir que es verdad y qué no lo es. Su historia nos recuerda las famosas preguntas que cualquier ser se interroga cada vez que mira en su interior: “quiénes somos, de donde venimos y hacia donde vamos…” Que el ejemplo de los atlantes nos sirva para recomponer las partes del puzzle que nos hacen falta para dar respuestas a estas cuestiones y darnos la oportunidad de vivir en paz y armonía con nuestros semejantes y elevar nuestra conciencia en crear y no seguir destruyendo.